Las primeras páginas describen el escenario
y
a las víctimas de un múltiple asesinato que realmente
ocurrió
en Kansas el 15 de noviembre de 1959, todos ellos miembros la ejemplar
familia
Clutter (un matrimonio y sus dos hijos menores con los que
convivían).
Conforme avanza la obra se perfilan las patológicas
personalidades
de los asesinos, Dick y Perry, y su recorrido por diversos estados
norteamericanos,
las indagaciones iniciales y la persecución policial,
detención
e interrogatorio hasta conseguir la confesión con acusaciones
cruzadas,
el juicio y la ejecución de los asesinos en la horca. Durante
unas
pocas páginas (203-215) de incertidumbre policial nos
encontramos
eventualmente con el clásico problema de la delación del
cómplice
conocido como "
dilema del prisionero
" en el que cada detenido tiene la oportunidad de beneficiarse acusando
al
otro. Para más información sobre el "
dilema del prisionero
" puede verse
http://www.cita.es/filosofar/metadecisiones.pdf
Sin embargo, no hay inteligencia apreciable ni en la defensa de los
sospechosos
(no consta que pactasen, o que intentaran negociar, la reducción
de
la condena a cambio de la delación), ni tampoco en ningún
aspecto
de una confesada matanza de 4 miembros de una familia por "
cuarenta
o
cincuenta dólares". Lo más difícil de
investigar
en criminología y criminalística es el absurdo, la
acción
sin causas ni móviles ni beneficios, lo poco pensado, la
perversión,
y en este caso, el "
asesinato sin motivos aparentes"
(pág.
279). En la novela que reconstruye los hechos reales conocidos en la
investigación
policial y el juicio, la distancia de más de mil de
kilómetros
recorrida para cometer el crimen es una dificultad adicional que
durante
varias semanas tuvo sin pistas a los policías investigadores, y
aterrada
a la población que conocía a la familia Clutter, o a los
que
se informaron por la prensa, radio o televisión de lo que
había
ocurrido. La angustia y el terror es comprensible desde las primeras
páginas
de la obra.
Criminológicamente llama la atención la simbiosis
delictiva
de Dick y Perry (las relaciones entre cómplices y ejecutores,
sus
perfiles dominantes y recesivos, y en definitiva, su perversa
"respectividad"),
y la extraña manera de elegir a sus víctimas por las
descripciones
de un compañero de prisión de ambos, que se convierte en
el
único medio para identificar a los asesinos. Ambos despliegan un
amplio
catálogo de perversiones, no manifiestan conciencia,
arrepentimiento,
o cualquier emoción remotamente parecida a la ternura. Sin
embargo,
todos los miembros de la familia asesinadas son entrañables,
queridos
y respetados por su entorno social, lo que, más allá de
cualquier
consideración legal, hace más repulsiva aún la
desalmada
actuación de los asesinos, hasta llegar en ocasiones a lo
grotescamente
malvado.
De no haberse publicado y radiado la noticia, nunca hubiera llegado al
único
testigo (Floyd Wells, que conecta sus recuerdos con los hechos en la
pág.
153) de la conspiración que les delata eficazmente, pese a la
escasa
credibilidad que por lo general merece el testimonio de un presidiario
(aunque
no queda suficientemente claro si acaba siendo recompensado por tan
importante
pista, o no, pero sí que el delator pronto salió en
libertad
y volvió a delinquir).
Como bien dice Truman Capote en la pág. 241, "
casos como el
de
los Clutter, crímenes de semejante magnitud, despiertan el
interés
de los hombres de leyes en todas partes, en especial los que tienen a
su
cargo la investigación de crímenes similares
todavía
sin resolver, porque siempre es posible que al solucionarse un misterio
pueda
a la vez resolverse otro". Podemos pensar aquí en el caso de
Sonia
Carabantes, en Coín, que permitió identificar al
también
asesino de Rocío Wanninkhof en Mijas. Pero no es menos cierto
que
de haberse investigado bien el caso de Rocío, en lugar de
inculpar
injustamente a Dolores Vázquez, se habría detenido antes
al
asesino Tony Alexander King. Y no podemos olvidar que todavía
sigue
en paradero desconocido Antonio Anglés, asesino de las
Niñas
de Alcácer.
La narración de Truman Capote imagina recurrentemente los
pensamientos
de los asesinos, pero transcribe los estudios psiquiátricos
forenses
del Dr. Jones sobre Dick (pág. 272) y Perry (pág. 274)
con
detalle suficiente para comprender sus potenciales homicidas con cierto
rigor
científico, más allá de todas las anécdotas
y
aventuras de los criminales. Resumidamente, een el caso de Perryl
diagnóstico
es un grave trastorno de personalidad con muchos síntomas de
anormalidad
emotiva para Dick (que había tenido lesiones cerebrales en un
accidente
de tráfico) y en el caso de Perry, la estructura de su
personalidad
se acerca mucho a una esquizofrenia paranoica. En ambos casos, la
socialización
era mínima, y han dejado a lo largo de muchas páginas del
libro
evidencias canallas de múltiples tipos.
"A sangre fría" es una obra que deja profundamente impresionado
a
cualquiera que tenga una mínima vocación
criminológica,
y por supuesto, también para cualquier aficionado a la lectura
con
cierta sensibilidad hacia los hechos reales más trágicos,
muy
bien narrados por Truman Capote.
Consideramos oportuno referenciar aquí los siguientes
comentarios
generales
Sobre la CRIMINOLOGÍA
García-Pablos de Molina, Antonio
Catedrático de Derecho Penal
PROBLEMAS Y TENDENCIAS DE LA MODERNA CRIMINOLOGÍA
La Criminología es una ciencia empírica e
interdisciplinaria
que se ocupa del delito, el delincuente, la víctima y el control
social
del comportamiento delictivo; y que trata de suministrar una
información
válida, asegurada, sobre la génesis y dinámica del
problema
criminal y sus variables; sobre los programas y estrategias de
prevención
eficaz del delito; y sobre las técnicas de intervención
positiva
en el hombre delincuente.
Esta definición provisional de la Criminología
permite
caracterizar su método (empírico e interdisciplinario);
delimitar
el objeto de esta joven disciplina científica (delito,
delincuente,
víctima y control social); y esbozar algunas de sus funciones
(explicación
y prevención del delito e intervención en el
delincuente).
Pero un análisis más detenido de la
«aportación
de la Criminología» pone de manifiesto la existencia de
otras
claves, problemáticas y controvertidas, más allá
de
la en apariencia pacífica polémica academicista.
Larrauri Pijoán, Elena
Profesora de Derecho penal. Universidad Autónoma de
Barcelona
¿PARA QUÉ SIRVE LA CRIMINOLOGÍA?
El origen de la criminología acostumbra a situarse con la
escuela
positivista italiana, la cual criticó las elaboraciones que
había
realizado la escuela clásica de Derecho penal por considerarlas
abstracciones
teóricas y metafísicas. En opinión de Lombroso su
ciencia
debía reflejar los hechos, "soy un esclavo de los hechos"
afirmaba
repetidamente (cit. por Wolfgang en Mannheim, 1972).
La escuela positivista sirvió para apuntar el
carácter
empírico de la criminología, opuesta a los estudios del
Derecho
penal. Pero al propio tiempo, pienso, introdujo dos confusiones y una
polémica.
La primera fue que la criminología parecía limitada
al
estudio de la persona del delincuente. Como iba a observarse con el
devenir
de los años, este era un objeto de estudio muy restrictivo, si
la
criminología pretendía entender el fenómeno del
delito,
en cuya producción intervienen otros factores además de
la
persona que infringe una norma penal.
La segunda confusión fue que se equiparó,
también
restrictivamente, "empírico" con la realización de
estudios
cuantitativos: el descubrimiento de determinadas variables y su
atribución
a personas. En tanto la criminología tiene la pretensión
de
ser "empírica", no pretende sin embargo limitar su método
de
estudio a la realización de estudios estadísticos.
La polémica fue la relación entre el Derecho penal
como
ciencia normativa y la criminología como ciencia
empírica.
Esta fue originada por la escuela positivista precisamente con la
escuela
clásica, representante del pensamiento jurídico penal, a
la
que acusó de desconocer "(...) la realidad de los hechos
cotidianos"
referidos al delito y al delincuente y "(...) en tanto la criminalidad
nos
sitia (...) las obras clásicas, en vano rebuscadas, sólo
nos
dan sobre el delito disquisiciones jurídicas abstractas (...)"
(Ferri,
1900/1907). Con esta polémica se iniciaron los reproches al
Derecho
penal por su desconocimiento de la realidad y por su incapacidad de
prevenir
el delito, al no incorporar más ciencia ni más medios que
los
jurídicos.
Sobre TRUMAN CAPOTE
(De Elmundolibro)
MADRID.- Cumpliéndose hoy el veinte aniversario del
fallecimiento
de Truman
Capote y próximo el 80 de su nacimiento –vino al mundo el 30 de
septiembre
de 1924 en Nueva Orleáns- se impone el recuerdo de este gran
escritor
y
puede decirse que –al menos en lo que al panorama editorial
español
se
refiere- se cierne sobre él cierto olvido. Ni siquiera sus
sonadas
declaraciones –“Soy un alcohólico, soy un drogadicto, soy un
homosexual,
soy
un genio”- parecen escandalizar ya a nadie. De un tiempo a esta parte,
diríase que cuantos niegan a Capote ese lugar junto a William
Faulkner,
Carson McCullers, Eudora Welty y lo más granado de la narrativa
del
Sur
estadounidense, que el autor de 'A sangre fría' (1965) merece
sin
lugar a
dudas, han ganado la partida.
Bien es cierto que hace algunos años, la editorial Anagrama puso
en
marcha
una biblioteca en la que se recogía toda la obra de este
escritor.
Pero al
día de hoy, la presencia de Capote en los suplementos literarios
es
mínima.
A diferencia de Faulkner, que goza de una merecida cohorte de expertos
en
su
vida y en su obra, casi nadie habla de Capote. Sabido es que la
gloría
literaria sube y baja igual que las mareas.
Condenado al olvido
Es frecuente que, en los años posteriores al fallecimiento de un
escritor,
su obra caiga en el olvido. Cuentan que ése fue el caso del
mismísimo
Shakespeare. Aún así, el ostracismo al que parece haberse
condenado
a
Capote –al menos en lo que al panorama español se refiere-
resulta
más
chocante si recordamos que el novelista viajó mucho por nuestro
país.
Ni
siquiera el movimiento gay, tan combativo últimamente, parece
reivindicarle
como cabría esperar teniendo en cuenta que 'Otras voces, otros
ámbitos'
(1948) fue una de las primeras novelas que plantearon abiertamente el
tema
de la homosexualidad.
En cualquier caso, el aniversario presenta una buena oportunidad para
recodar a un autor fundamental en la narrativa y el periodismo
estadounidenses del pasado siglo.
Una infancia difícil
Definido por sus biógrafos como el típico hijo de un
hogar
de padres
separados, Truman Streckfus Persons –ése era su verdadero
nombre-
adoptó el
apellido de un segundo marido de su madre. Ya adolescente, firmaba sus
primeros relatos como Truman Capote. Su infancia había
transcurrido
en las
granjas del mítico sur estadounidense, pero, a diferencia de los
otros
grandes autores de aquellos pagos, lo que marcó a Capote de
forma
indeleble
fue la soledad en que transcurrieron sus primeros días y no las
reminiscencias del pasado aristocrático del escenario.
Según confesión propia, comenzó a escribir para
paliar
el aislamiento en el
que transcurrió su infancia. Hecha virtud la necesidad, el joven
Truman
se
emplea como redactor de “New Yorker” con tan sólo 18
años.
A los 21 abandona
la redacción y publica un relato –'Miriam'- en la revista
'Mademoiselle'
que
es distinguido con el Premio O’Henry. La crítica, que le aplaude
sin
reservas, le considera un discípulo de Poe y habla de su estilo
como
“gótico
introspectivo”, definición que al día de hoy se nos
antoja
harto desatinada.
Buscando a su padre
Su primera novela, la ya citada 'Otras voces, otros ámbitos',
causa
sensación. Con tintes claramente autobiográficos cuenta
en
sus páginas la
experiencia de un niño –Joel- que busca a su padre en el
profundo
Sur para
acabar adoptando como tal a un travestido. Tras pasar el resto de los
años
40 viajando por los países ribereños del
Mediterráneo,
en la década de los
50 Capote reanuda su actividad periodística como entrevistador
de
la revista
“Playboy”.
Fue entonces cuando comenzó a decirse que hacía de la
charla
un arte y del
chismorreo literatura. Una de sus novelas más maravillosas,
'Desayuno
en
Tiffany’s' aparece en 1958. Llevada al cine por Blake Edwards en 1961,
el
éxito de la cinta –pese a que al autor no le gustó la
adaptación
es un
título clásico- no consigue que el escritor vuelva a
Hollywood,
que había
abandonado algunos años antes indignado, tras haber escrito los
diálogos
de
'Estación Termini' (Vittorio De Sica, 1952) y el guión de
La
burla del
diablo (John Huston, 1953).
En el cine
El cine, pese a que casi todas sus novelas inspiraron grandes
películas,
no
era su medio. Éste, a decir verdad, era el periodismo. Un
encargo
del “New
Yorker” dio lugar a su obra maestra, 'A sangre fría'. Iniciadora
de
todo un
género, el de la novela reportaje, en ella, Capote desmenuza y
pormenoriza
el brutal asesinato de la familia Clutter, en Holcomb (Kansas). Para el
trabajo, calificado por la crítica como la novela más
dura
de los años 60,
el escritor se valió de las entrevistas mantenidas con los
asesinos
hasta el
momento antes de que fueran llevados a la horca.
Los comienzos de la póstuma e inacaba 'Plegarias atendidas'
datan
de
principios de los años 70. En 1975, Capote da a la estampa una
última
colección de relatos, 'Música para camaleones', en los
que
corren paralelos
el horror y la belleza.
Sobre “A sangre fría”
Todo empezó en noviembre de 1.959, cuando Truman Capote
leyó
en el New york Time” la noticia del asesinato de la familia Clutter en
un
pueblecito de Kansas. Lo que despertó su curiosidad no fue el
asesinato
en sí de aquellas cuatro personas (el padre, la madre y dos de
sus
hijos), sino el efecto que hubiesen provocado esos terribles
acontecimientos
aparentemente inmotivados, en una comunidad tan pequeña y
aislada
como Holcomb. Desde un principio pensó en escribir una obra
acerca
de la ciudad y de la familia, sobre como habían vivido, una obra
de
envergadura y extraordinaria que se traduciría en un relato
breve.
En ningún momento sabía que se iba a descubrir el
misterio
y según se fueron desarrollando los acontecimientos, la obra
comenzó
a tomar otros tintes.
Con la aprobación absoluta de su editor, decidió
trasladarse
a Kansas para comenzar sus investigaciones, no sin llevarse con
él
a Nelle Harper Lee que tantísima ayuda le supuso para poder
llevar
a cabo su proyecto. Cuando llegó a Kansas se encontró con
un
ambiente ensombrecido por el miedo y la desconfianza. Con la primera
persona
con la que habló fue con Alvin Dewey que supervisaba la
investigación
del caso y al que no le causó muy buena impresión al
principio
(como al resto de los habitantes de Holcomb). Pero no tardó en
ganarse
la confianza de todo el mundo, su personalidad arrolladora, le
convirtió
en la atracción de todo el pueblo, “Al principio fue duro. Pero
ahora
soy casi el alcalde” dijo Truman Capote en una entrevista. Capote no
dejó
de recibir invitaciones de todos para que los visitara. Nelle y
él
realizaban entrevistas y averiguaciones durante el día, pero no
tomaban
notas porque eso ponía nerviosa a la gente, y durante la cena o
tomando
una copa comparaban sus notas y conseguían rehacerlo.
Pero un acontecimiento muy importante cambió el rumbo de su
obra:
la detención de los asesinos, Perry y Dick. La obra se
encontraba
a la mitad cuando ocurrió esto, pero sería inservible, si
no
pudiera reconstruir la vida de los asesinos tan exacta como la de las
víctimas.
Las continuas entrevistas con los asesinos, el seguimiento de todo el
proceso
judicial y la ayuda de, ya su gran amigo, Al Dewin le ayudaron a
continuar
con ese proyecto tan ambicioso en el que se había convertido “A
sangre
fría”. Cuando fueron condenados los asesinos (fue determinante
la
confesión de ambos, que en muy poco diferían y otras
pruebas,
como las huellas de las botas y el arma del crimen que fue encontrada
también),
Truman decidió irse a Europa a escribir su libro, ya que la
apretada
agenda social que tenía que soportar, como escritor de prestigio
y
dinero, era muy apretada. “La vida social es enemiga del arte” Truman
Capote.
Durante su estancia en el extranjero, Capote mantenía
correspondencia
con los asesinos, con Cullivan (un amigo de Perry) y con Al Dewin.
Así
logró conocer muy a fondo a estos dos condenados a muerte, que
se
confiaron a él, contándole sus preocupaciones, sus
pensamientos,
sus sentimientos. Realmente se llegaron a hacer amigos, y sobre todo
con
Perry con el que Capote se sentía muy identificado. Ambos
compartían
muchas semejantes: su escasa estatura, los dos habían tenido una
madre
alcohólica, la ausencia del padre y hogares extraños.
Ambos
eran ridiculizados de pequeños, Truman por su afeminamiento, y
Perry
por sus rasgos indios y porque se hacia pipí en la cama. En fin,
habían
sido criados sin orientación y sin amor. Todo esto había
provocado
distintos efectos en cada uno, aunque en ningún caso positivos.
También
el autor se documentó hablando con un psiquiatra, que le
ayudaría
a desentrañar la psicología de los asesinos. Realmente en
su
obra consigue caracterizarlos de forma casi exacta, los conocía
tan
a fondo que se pudo permitir el reproducir situaciones y conversaciones
en
las que no estuvo.
La obra tardó seis años en ver la luz (1.966) desde que
comenzó
con las investigaciones, y es que el final de ésta
requería
que terminara con la ejecución de los autores de los
crímenes
o con la concesión de una pena menor, y las continuas
apelaciones
de los condenados alargaron el proceso hasta 1.965, año en el
que
fueron ejecutados. Las apelaciones le causaron depresión y
ansiedad,
se le planteaba un dilema moral: quería desesperadamente
publicar
su libro, pero ello conllevaría la desdichada muerte de dos
hombres
que le consideraban su amigo y benefactor. En palabras del escritor
“los
conocía tan bien como me conozco a mí mismo”.
De primera mano tenía Capote la información de las
últimas
palabras, sentimientos y pensamientos de Dick y Perry, que le pidieron
que
fuera a verlos antes de la ejecución. Tanto suponía para
el
autor aquellos dos personajes que no pudo contener las lágrimas
tras
la ejecución y no sólo eso sino que tras escribir “A
sangre
fría” toda su vida terminó de derrumbarse. Sus problemas
personales
se agravaron, y su salud física y mental sufrieron un
empeoramiento,
del que ya nunca podría recuperarse y que culminó en una
fatídica
muerte en 1.984.
Su vida había girado durante los últimos años
alrededor
de esa obra y según él “Escribir el libro no me
resultó
tan difícil como tener que vivir con él”.
Estilo
Truman consiguió hacer todo lo que se había propuesto.
Considerándolo
superficialmente, “A sangre fría” es el relato de unos
crímenes
con suspense y escrito con desbordante vitalidad. Considerándolo
más
a fondo es lo que siempre quiso que fuera, una Gran Obra (una obra
maestra
a la que infundió la sombría energía de la
tragedia
griega).
Utilizando las técnicas que había aprendido como
guionista
cinematográfico, el autor presenta a los principales
protagonistas
con breves y dinámicas escenas: los Clutter, insospechadamente
abocados
a su sino a la sombra de esos dignificados elevadores de grano; y sus
asesinos
cruzando Kansas, a por ellos. Allí en Holcomb, se halla una
América:
próspera, segura y un poco pagada de sí misma. Y,
tratando
de remontar posiciones llanura adelante, encontramos la otra
América:
pobre, desarraigada y estrafalaria, cuyo único legado es la
envidia
y la autocompasión, y su único instrumento de trabajo la
violencia.
Juntos, víctimas y asesinos son como el microcosmos de
América:
luz y oscuridad; el bien y el mal.
Por lo general los buenos narradores habían desdeñado el
reportaje
y la mayoría de los reporteros no habían aprendido a
escribir
buena narrativa, nunca se había llegado, hasta “A sangre
fría”,
a tal síntesis. Con sus conocimientos literarios y
periodísticos,
fue el primero en mostrar lo que se podía realizar con un
material
tan desestimado, insistía en que esta obra fue un nuevo
género
literario: la nonfiction novel. Con esta expresión quiso decir
que
la había escrito como si fuese una novela pero, en lugar de
sacar
los personajes y las situaciones de su imaginación, los
había
tomado de la vida real. La alambrada de los hechos le imponía no
salir
de su cerco. Y, sin embargo, dentro de esos límites creía
que
había mucho más espacio de lo que otros escritores
creyeron
advertir: libertad para yuxtaponer acontecimientos en busca de efectos
escenográficos,
para recrear largas conversaciones, incluso para penetrar en la mente
de
sus personajes y referir lo que piensan.
“A sangre fría” podrá estar escrita como una novela pero
refleja
la realidad de los hechos hasta el más mínimo detalle.
Aunque
no lleve notas a pie de página podía remitir a fuentes
incuestionables
en cada una de sus observaciones y en cada uno de los pensamientos
expresados.
Incluso hubieron varios reporteros que viajaron a Garden City en busca
de
errores, aunque si que Truman se había permitido unas cuantas
invenciones
de muy poco calibre nadie del pueblo nunca se las confirmaron. Ni
siquiera
la más grande e importante: el final del propio libro. Ese
encuentro
de Al Dewin con Susan Kindwell (mejor amiga de la chica asesinada) en
el
cementerio nunca se produjo, pero su amigo Dewin siempre se
cuidó
de no contradecirle.
En definitiva esta obra maestra de Capote, fue pionera en un nuevo
campo:
una novela a caballo entre la literatura y el periodismo.
El narrador que podemos encontrar es omnisciente, es un Dios que
está
en todas partes pero que no se hace visible en ninguna, ni siquiera en
las
escenas que se suceden en las que el propio autor se encuentra
presente,
que son varias (cuando a Dewin le telefonean dándole la noticia
de
que los asesinos habían sido detenidos, en la ejecución,
...).
Para darle aún más realidad a la novela, se pueden
encontrar
cientos de citas en las que cada personaje da su punto de vista o
relatan
en primera persona ciertos momentos o acontecimientos.
En el libro también se pueden encontrar algunos simbolismos,
comparaciones
que el autor realiza con rasgos físicos o psíquicos de
los
personajes.
La obra se va desarrollando, se podría decir en dos
líneas
(historias), rápidamente se va cambiando de una historia a otra,
encontrándose
el escenario de lo que va sucediendo en el pueblo y las vivencias y
viajes
de los asesinos.
ARGUMENTO
La obra comienza con la descripción del pueblo en el que se va a
cometer
un crimen. El autor reconstruye desde el día anterior al
trágico
suceso, las vidas de las cuatro personas que fueron asesinadas. Ellos
eran
una familia de granjeros muy respetable en el pueblo: trabajadores,
amables,
siempre dispuestos a ayudar a todo el mundo, muy religiosos,... Todo el
pueblo
quedó conmocionado tras la noticia, no existía
móvil
aparente para este terrible crimen que acabó con la vida de
cuatro
personas (Hurbert, Bonnie, Nancy y Kenyon Clutter). Todo el país
conoció
lo sucedido, cientos de reporteros, periodistas,... invadieron el
pueblo
rompiendo esa tranquilidad que siempre les había rodeado. La
policía
de Kansas y también de otros estados se dedicaron a la
investigación
de este caso que por sus características parecía todo un
misterio,
no tanto por la falta de pruebas como por lo inesperado y absurdo de la
masacre.
Paralelamente Capote va relatando la vida de los asesinos, como van
realizando
esos preparativos para ir a Holcomb en busca de una caja fuerte, que ni
siquiera
habían comprobado que existía. El crimen hubiera sido
casi
perfecto sino fuera por un preso, que había sido
compañero
de la penitenciaría de Dick (el cerebro de todo). Este preso es
el
que le había contado que existía una familia de granjeros
muy
ricos en Kansas para los que había estado trabajando. A partir
de
ahí, Dick comenzó a interesarse por como era la casa en
detalle,
la distribución de las habitaciones, si tenían caja
fuerte,
cometiendo el error de relatar al otro preso que cuando saliera iba ir
a
dar un golpe a la granja de los Clutter, llevándose con
él
a otro preso que había conocido, Perry, por si se daba el caso
de
que hubieran testigos, eliminarlos. Este preso fue la clave para que la
policía
pudiera seguirla pista de estos dos personajes, que ya casi con toda
seguridad
habían sido los autores del crimen. La policía
siguió
investigando y realizando averiguaciones con la información que
ya
tenían del preso, de la familia de Dick, de la hermana de Perry,
y
en colaboración con la policía de otros estados (ya que
los
asesinos habían estado viajando de un sitio a otro tras el
crimen)
consiguieron arrestarlos en Las Vegas. Los dos asesinos habían
confesado
su delito, contando paso a paso como lo habían planeado todo,
donde
habían escondido algunas pruebas, y como lo habían
llevado
a cabo: cuando llegaron a la casa, como no habían encontrado la
caja
fuerte y como después habían ido atando a cada
víctima
en una habitación y les habían dado un tiro en la cabeza.
Los presos son condenados a la pena capital (entonces en Kansas era la
horca)
y transcurridos varios años con las consiguientes apelaciones
por
parte de los presos, alegando que no tuvieron un juicio justo, que los
testigos
que eran del pueblo e incluso el juez habían sido amigos o
habían
conocido a la familia, fueron ejecutados.
OPINION
Es inevitable cuando lees esta obra el no quedarte asombrado ante la
combinación
del uso de las técnicas periodísticas con las literarias.
El autor consigue que el lector conozca y sienta aprecio por los
Clutter
antes de ser asesinados. Al igual que hace con los asesinos, consigue
caracterizarlos
tan bien que realmente llegas a conocer como son, te los imaginas
físicamente
e incluso puedes conocer su reacción ante distintas situaciones.
Esta
combinación hace que cuando lees el momento del asesinato,
realmente
llegues a visualizar todo lo que sucedió en esa casa en 1.959.
Capote
a lo largo de sus investigaciones consigue encontrar detalles, tanto de
la
familia, como de los asesinos e incluso de la gente del pueblo (muy
afectada
por lo acontecido), que le hace todo más real al lector.
También es increíble como Truman Capote consigue que
sientas
incluso pena por los asesinos al final del libro. Los llegas a conocer
también
(sobre todo a Perry), una infancia dura, complejos, su falta de sentido
de
los valores,..., llegas a familiarizarte tanto con ellos, que realmente
puedes
llegar a sentir lástima de esos dos infelices, víctimas
de
una sociedad injusta, en la que su única forma de vengarse de
todos
aquellos que les hicieron daño es delinquiendo y asesinando a
otros
que ni siquiera conocen.
El libro te hace mucho reflexionar sobre el tema de la pena de muerte y
las
situaciones en las penitenciarías de América, si
realmente
personajes como Perry y Dick deben ir a la cárcel y ser
asesinados
o si quizás podría existir otra alternativa para estar
personas
con “personalidad desordenada”, con problemas sociales tan profundos en
los
que nunca nadie suele reparar hasta que algo terrible e irremediable
sucede.
En definitiva, como dijo Capote “no murieron cuatro personas en aquel
crimen;
fueron seis”
Referencias en este mismo dominio:
Otras intervenciones televisivas en
http://www.cita.es/galindos
y
http://www.cita.es/sicarios
Prueba Pericial Penal (
criminalística ) en
http://www.cita.es/para/penal
Reconstrucciones
periciales en
http://www.cita.es/para/reconstruir
Identificaciones
legales en
http://www.cita.es/para/identificar
Inculpar
en
http://www.cita.es/para/inculpar
Exculpar
en
http://www.cita.es/para/exculpar
Pruebas periciales
de
falsedad , especialidad criminalística
http://www.cita.es/para/probar/falsedad
Puede leerse el
articulado
de la Ley de Enjuiciamiento Criminal de 1882 para el nombramiento de
peritos vigente en España en juzgados de instrucción
, en la página
http://www.cita.es/criminalista
También se recomienda la " peritación de peritajes
" según http://www.cita.es/metaperitar
y Denuncias Falsas, un
estudio
criminológico y victimológico en http://www.cita.es/denuncias/falsas
Comentando
la obra "A sangre fría", de Truman Capote, desde
una
perspectiva criminológica
Realizado por Miguel A. Gallardo a petición de Beatriz, en
Fahrenheit
para Canal 9
Miguel
Angel Gallardo Ortiz , Informático, Criptólogo, Ingeniero de Minas,
Criminologo y Perito
Apartado Postal (P.O. Box) 17083, E-28080 Madrid,
España (Spain)
Tel.: (+34) 914743809, Móvil: 619776475
E-mail: miguel@cita.es